Mijaíl Gorbachov, indiscutiblemente destaca como figura de finales del siglo XX.
Tras su muerte, Mijaíl Gorbachov primer y último presidente de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), padre de la Perestroika, será recordado como un visionario que comprendió las debilidades internas de la Unión Soviética y promulgó cambios en la relación este-oeste que permitieron la transformación hacia un entendimiento, así lo expresó Carlos Cascante Segura, docente de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional (UNA).
“Al ser Gorbachov una figura de diversos matices y formas será recordado dentro de la política rusa con más ambivalencia como un acelerador de los problemas internos de la Unión Soviética que catapultó su final y que a la vez intentó hacer cambios, pero no tan rápidos, para evitar una de las peores crisis económicas vividas por Rusia en toda su historia”, afirmó Cascante.
El docente de la UNA aseveró que en este momento ciudadanos que surgieron de la Unión Soviética, ven al líder soviético como una persona que no colaboró y más bien reprimió movimientos independentistas cuando estos empezaban a darse; tal es el caso de Lituania que tuvo una escalada de violencia e intervención soviética a principios del 91 y en Azerbaiyán durante la década de los 90.
“Otros tendrán la idea de un Gorbachov muy recordado en occidente como un líder visionario, pero represor; claro está que esa represión más bien impulsó con más fuerza los movimientos de separación y motivó a los países bálticos a incorporarse a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).