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Docentes multiplican esfuerzos para enseñar a leer y escribir

Docentes multiplican esfuerzos para enseñar a leer y escribir

Leer y escribir no son solo procesos biológicos, cognitivos o lingüísticos, que responden a una determinada edad; son procesos que van más allá e involucran nuestras formas de vida mediante actividades culturales y comunicativas que son cada vez más dinámicas y cambiantes.

Ante este escenario, y las múltiples necesidades evidenciadas en los últimos informes y estados de la cuestión, los niños y niñas requieren aprender a leer y a escribir desde del entorno cotidiano, desde las comunidades que puedan ser creadores de sus propios textos y de sus historias; pero para que esto suceda es necesario que los procesos de formación docente contribuyan en la creación de propuestas que puedan responder a los desafíos nacionales.

En el marco del Proyecto: Literacidad: Prácticas letradas socioculturales en los procesos de mediación pedagógica, de la División de Educación Básica (DEB), del Centro de Investigación y Docencia en Educación de la Universidad Nacional (Cide), se organizó el pasado 24 de mayo, en el auditorio Marco Tulio Salazar, la mesa redonda: Lectura y escritura en el contexto actual costarricense: experiencias y aportes de las Universidades Públicas, donde participaron las investigadoras Marielos Murillo Rojas de la Universidad de Costa Rica (UCR); Jenny Bogantes Pesooa, de la Universidad Estatal a Distancia (UNED); Rosemary Zamora Víctor, académica dela Universidad Nacional (UNA) y docente en ejercicio en el Ministerio de Educación Pública (MEP), y Ana María Hernández Segura, coordinadora del Proyecto de Literacidad y académica de la UNA.

“Es importante clarificar que se entiende por leer y escribir, leer no es repetir ni escribir es copiar, son procesos más complejos que requieren de abordaje más complejo e integrado entonces no podemos perder esa perspectiva eso pasa también por la formación docente, nosotros como universidades públicas que tenemos a cargo la formación de los docentes, ellos tienen que también vivir esa experiencia, estudiar, analizar lo que implica leer y escribir”, indicó Hernández.

Para Zamora, situaciones como la huelga de maestros y la pandemia han generado un desfase en los procesos de aprendizaje de los estudiantes. “El reto actual es volver a retomar y arrancar con más fuerza. El Ministerio genera algunos proyectos que nos llegan a nosotros como docentes y que nos van a permitir trabajar desde las aulas para reforzar, para retomar, para rescatar a esos niños y llevarlos al camino correcto”.

 Las universidades públicas han redoblado esfuerzos para la formación integral de los docentes. “La palabra literacidad significa leer y comprender el mundo críticamente, es un proyecto integrado que incluye investigación, extensión y docencia. Lo que fortalecemos desde este proyecto integrado y desde los cursos es que los estudiantes desarrollen y vivan esas habilidades que ellos necesitan también reforzar, y muchas veces aprender relacionadas con la lectura y la escritura. Es importante que todo esto lo vivan porque si a un maestro no le gusta leer, es muy difícil que promueva la lectura en las aulas”, detalló la coordinadora.

Para la semana del libro, por ejemplo, se organizó la Fiesta del libro leído, donde los estudiantes compartieron apreciaciones sobre el libro que están leyendo por place, en un espacio donde se vistieron de los personajes, hicieron presentaciones y compartieron con los niños del Centro Infantil Carmen Lyra como forma de incentivar la lectura por recreación y placer.

“En La UNED trabajamos las áreas de docencia, investigación y extensión, y desde esas áreas hemos tratado de llegar al estudiantado con estrategias teórico-prácticas para que ellos llevan las actividades al contexto, dando énfasis al enfoque comunicativo y funcional, y al desarrollo de las habilidades comunicativas y lingüísticas, tanto del estudiantado de la Universidad como del futuro estudiante de educación primaria que van a trabajar”, explicó Bogantes.

Las investigadoras también apuntan cambios en la evaluación de los procesos. “La lectura y la escritura en la escuela primaria son un contenido curricular de una importancia vital, porque la lectura y la escritura la vamos a tener presente en todas las actividades escolares de cualquier asignatura, pero para evaluarla tenemos que comprender que como contenido curricular, la lectura y la escritura van a tener un proceso a lo largo de la escolaridad, qué de ese proceso corresponde a cada nivel escolar y cómo comprendemos ese proceso es vital para diseñar las evaluaciones”, puntualizó  Murillo.

 

Docentes multiplican esfuerzos para enseñar a leer y escribir
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Leer y escribir no son solo procesos biológicos, cognitivos o lingüísticos, que responden a una determinada edad; son procesos que van más allá e involucran nuestras formas de vida mediante actividades culturales y comunicativas que son cada vez más dinámicas y cambiantes.

Ante este escenario, y las múltiples necesidades evidenciadas en los últimos informes y estados de la cuestión, los niños y niñas requieren aprender a leer y a escribir desde del entorno cotidiano, desde las comunidades que puedan ser creadores de sus propios textos y de sus historias; pero para que esto suceda es necesario que los procesos de formación docente contribuyan en la creación de propuestas que puedan responder a los desafíos nacionales.

En el marco del Proyecto: Literacidad: Prácticas letradas socioculturales en los procesos de mediación pedagógica, de la División de Educación Básica (DEB), del Centro de Investigación y Docencia en Educación de la Universidad Nacional (Cide), se organizó el pasado 24 de mayo, en el auditorio Marco Tulio Salazar, la mesa redonda: Lectura y escritura en el contexto actual costarricense: experiencias y aportes de las Universidades Públicas, donde participaron las investigadoras Marielos Murillo Rojas de la Universidad de Costa Rica (UCR); Jenny Bogantes Pesooa, de la Universidad Estatal a Distancia (UNED); Rosemary Zamora Víctor, académica dela Universidad Nacional (UNA) y docente en ejercicio en el Ministerio de Educación Pública (MEP), y Ana María Hernández Segura, coordinadora del Proyecto de Literacidad y académica de la UNA.

“Es importante clarificar que se entiende por leer y escribir, leer no es repetir ni escribir es copiar, son procesos más complejos que requieren de abordaje más complejo e integrado entonces no podemos perder esa perspectiva eso pasa también por la formación docente, nosotros como universidades públicas que tenemos a cargo la formación de los docentes, ellos tienen que también vivir esa experiencia, estudiar, analizar lo que implica leer y escribir”, indicó Hernández.

Para Zamora, situaciones como la huelga de maestros y la pandemia han generado un desfase en los procesos de aprendizaje de los estudiantes. “El reto actual es volver a retomar y arrancar con más fuerza. El Ministerio genera algunos proyectos que nos llegan a nosotros como docentes y que nos van a permitir trabajar desde las aulas para reforzar, para retomar, para rescatar a esos niños y llevarlos al camino correcto”.

 Las universidades públicas han redoblado esfuerzos para la formación integral de los docentes. “La palabra literacidad significa leer y comprender el mundo críticamente, es un proyecto integrado que incluye investigación, extensión y docencia. Lo que fortalecemos desde este proyecto integrado y desde los cursos es que los estudiantes desarrollen y vivan esas habilidades que ellos necesitan también reforzar, y muchas veces aprender relacionadas con la lectura y la escritura. Es importante que todo esto lo vivan porque si a un maestro no le gusta leer, es muy difícil que promueva la lectura en las aulas”, detalló la coordinadora.

Para la semana del libro, por ejemplo, se organizó la Fiesta del libro leído, donde los estudiantes compartieron apreciaciones sobre el libro que están leyendo por place, en un espacio donde se vistieron de los personajes, hicieron presentaciones y compartieron con los niños del Centro Infantil Carmen Lyra como forma de incentivar la lectura por recreación y placer.

“En La UNED trabajamos las áreas de docencia, investigación y extensión, y desde esas áreas hemos tratado de llegar al estudiantado con estrategias teórico-prácticas para que ellos llevan las actividades al contexto, dando énfasis al enfoque comunicativo y funcional, y al desarrollo de las habilidades comunicativas y lingüísticas, tanto del estudiantado de la Universidad como del futuro estudiante de educación primaria que van a trabajar”, explicó Bogantes.

Las investigadoras también apuntan cambios en la evaluación de los procesos. “La lectura y la escritura en la escuela primaria son un contenido curricular de una importancia vital, porque la lectura y la escritura la vamos a tener presente en todas las actividades escolares de cualquier asignatura, pero para evaluarla tenemos que comprender que como contenido curricular, la lectura y la escritura van a tener un proceso a lo largo de la escolaridad, qué de ese proceso corresponde a cada nivel escolar y cómo comprendemos ese proceso es vital para diseñar las evaluaciones”, puntualizó  Murillo.

 

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