“Todo profesor que puede ser sustituido por una tecnología, merece serlo”. Con esta frase, el psicólogo cognitivo y experto en educación, Juan Ignacio Pozo, académico e investigador de la Universidad Autónoma de Madrid, sintetizó el desafío que la inteligencia artificial (IA) representa para la docencia actual. Durante su conferencia en el marco de la inauguración del XII Congreso Iberoamericano de Educación Científica (CIEDUC2025), Pozo instó a repensar el papel del profesorado frente a una tecnología que, aunque eficiente, carece de juicio, ética y pensamiento crítico.
A dos años y medio del auge de la IA generativa, el investigador español planteó: “¿Qué pasará en otros dos años y medio? A partir de su formación en psicología cognitiva y su trayectoria en investigación educativa, analizó las implicaciones del uso de la IA desde tres preguntas clave: ¿es realmente inteligente?, ¿es artificial?, ¿es generativa?
Pozo desmitificó la inteligencia de los sistemas generativos como ChatGPT, explicando que su procesamiento se asemeja más a lo que Daniel Kahneman describe como “sistema 1”: automático, intuitivo, sin conciencia reflexiva. “La IA no sabe nada, solo predice la siguiente palabra. Es como un becario infinitamente rápido, deseoso de complacer, pero con una preocupante tendencia a tergiversar la verdad”, comentó.
Aunque estos sistemas pueden parecer inteligentes, carecen de pensamiento crítico, emociones o identidad. “La IA jamás te lleva la contraria, refuerza tus ideas a menos que le pidas expresamente otra perspectiva. No dialoga, replica”, advirtió. Esta tendencia convierte a la IA en un espejo complaciente más que en una herramienta de pensamiento divergente.
El experto compartió resultados de estudios recientes realizados por su equipo en universidades europeas, donde identificaron una brecha significativa: el 50 % de los docentes afirma no usar la IA en sus clases, mientras que cerca del 60 % de los estudiantes universitarios la utiliza con frecuencia, muchas veces de forma clandestina.
Tanto docentes como estudiantes usan mayoritariamente la IA para gestionar contenidos, no para transformar el aprendizaje. Los profesores la emplean principalmente para preparar clases; los estudiantes, para responder tareas de forma rápida. “Se está usando como un Google mejorado, sin que medie reflexión o supervisión. Así, el riesgo de un aprendizaje superficial es altísimo”, indicó el investigador.
Riesgos y oportunidades
Entre los riesgos más señalados por estudiantes y docentes están la disminución del pensamiento crítico, la pasividad en el aprendizaje y la copia acrítica de respuestas generadas por IA. Sin embargo, ambos grupos también reconocen que, bien utilizada, la IA puede ayudar a mejorar el acceso y la comprensión de los contenidos.
El investigador insistió en que el problema no es la tecnología, sino cómo se usa. “Cuando la tecnología está al servicio de una enseñanza centrada en el estudiante, basada en la toma de decisiones, la indagación y el análisis, los resultados son positivos. Pero si está centrada solo en la transmisión de contenidos, no hay mejora”.
Para aprovechar el potencial de la IA, el experto propuso un enfoque de uso metacognitivo, donde se enseñe a planificar, supervisar y evaluar su manejo. “Debemos diseñar preguntas con contexto, promover la comparación de respuestas y el análisis de fuentes”, detalló. También destacó la importancia de evaluar no solo el producto, sino el proceso de búsqueda e interacción con la IA.
Finalmente, Pozo advirtió: “La IA no es una amenaza en sí misma, pero sí lo es si seguimos atrapados en un modelo educativo transmisivo. Si solo usamos la tecnología para hacer lo de siempre, solo que más rápido, seremos prescindibles”.
De acuerdo con las investigaciones realizadas por Pozo, se requiere de un cambio profundo. “No se trata de sustituir al docente, sino de redefinir su rol. Hoy más que nunca, necesitamos guías que enseñen a pensar, no proveedores de información que una máquina ya domina”.
El CIEDUC 2025 se realizó del 20 al 22 de mayo en el auditorio Cora Ferro de la Universidad Nacional y reunió a docentes, investigadores y especialistas para compartir avances e innovaciones en la enseñanza de la ciencia en la era digital.
Además de Pozo, hubo conferencias magistrales como Irene Bustamante Gutiérrez, de la Universidad de Alcalá, quien expuso sobre agua y espacios naturales. Marino Protti, investigador del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de la Universidad Nacional, quien habló sobre la anticipación de terremotos y la educación científica de la población: una experiencia de 40 años, y Silvia Chacón, coordinadora del Sistema Nacional de Monitoreo de Tsunamis de la UNA, quien dio una conferencia sobre los mitos en la educación ante los desastres.
Este encuentro fue organizado por la Cátedra UNESCO de Educación Científica para América Latina y el Caribe (EDUCALYC), en colaboración con universidades iberoamericanas.