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Archivo de la noticia: Febrero 2011


Conservación y desarrollo ante cambio global

 

Conservación no es solo proteger algunas especies de la extinción,  es también crear las condiciones para mejorar la calidad de vida, según destacaron expertos durante el XIV Congreso de la Sociedad Mesoamericana para la Biología y la Conservación.



 

La conservación va más allá del cuidado de las especies de flora y fauna; es, a criterio de los expertos, una forma de vida que genera bienestar para el ser humano. Conservación y desarrollo: una propuesta mesoamericana frente al cambio global fue el tema central del XIV Congreso de la Sociedad Mesoamericana para la Biología y la Conservación, que reunió a más de 500 investigadores a finales de 2010.

Organizado por la Sociedad Mesoamericana para la Biología y la Conservación, la Universidad Nacional (UNA) y la Universidad de Costa Rica (UCR), así como otras instituciones públicas, privadas y organizaciones no gubernamentales, el Congreso abordó las implicaciones y grandes retos relacionados con la conservación y la biodiversidad, los servicios ecosistémicos y el desarrollo sostenible frente a las amenazas globales como lo son la pérdida de hábitat y el cambio climático.

“No podemos abordar el tema de la conservación si no la articulamos con las necesidades de la mayoría de las poblaciones humanas centroamericanas”, argumentó Carlos Morera, vicerrector de Investigación de la UNA en el acto de apertura.
El vicerrector de Investigación, Alexander Gómez biólogo de la UNA y Rándall García, director de conservación del INBio, fueron invitados al programa UNA Mirada, con el objetivo de discutir sobre el concepto de conservación y los principales retos en relación al tema.

“En los últimos años la conservación se ha visto como un tema trascendental, y el Sistema Nacional de Áreas Protegidas nos ha dado el marco legal para poder implementar procesos  que no solo van dirigidos a la conservación de los recursos sino con asociarlos con el ser humano para su beneficio”, expresó Gómez.

Por su parte García opina que la conservación debe tener sentido para la sociedad y que esto solo ocurre cuando se liga en el contexto socioeconómico, tomando en cuenta elementos como la investigación, protección de recursos y generación de vida.

“Cada vez hay más conciencia de que el tema de conservación es un asunto de ordenamiento territorial. El 25 por ciento que tenemos en áreas protegidas fue lo que quedó de las grandes deforestaciones de los 70, hay espacios que no son los adecuados y por eso tenemos que recurrir a corredores biológicos, esto quiere decir que nos tenemos que preocupar por el paisaje y no solo por el área protegida. El INBio trabajó con productores orgánicos del área del pacífico de Talamanca, ellos están al lado de una zona protegida y sus prácticas ayudan a generar conservación”.

Para Morera, uno de los mayores problemas es que “a excepción de Cahuita, las comunidades han sido históricamente  excluidas de las áreas protegidas, sin pensar que en esas zonas hay productores que podrían ayudar en la conservación por medio de prácticas productivas más amigables, un cafetal con sombra por ejemplo, donde haya árboles de naranja y cercas vivas que permitan un hábitat para más especies”.

Los especialistas indican que uno de los puntos más importantes es el de la educación ambiental, donde a las personas se les enseñe algo más que admirar aves y pajaritos y se les eduque para generar acciones que se puedan poner en práctica relacionadas con la conservación.