Rodolfo Sagot, quien ha pintado murales en edificios públicos y privados dentro y fuera del país, ha hecho hablar a las paredes de la UNA con su arte en distintas ocasiones y actualmente trabaja en un mural en el vestíbulo de la Escuela de Química.
El aprecio y la estima que le tiene a la Universidad Nacional es absolutamente incondicional y como dice “a prueba de balas”; es un amor que se materializa en trazos, figuras, colores, pero principalmente en mensajes que buscan crear conciencia sobre los principales problemas que aquejan a la humanidad.
Rodolfo Sagot, de formación autodidacta, se dedica, desde 1985, a pintar murales en edificios públicos y privados. Lo ha hecho en 30 obras edificio del país, pero también en Europa, Latinoamérica. En 2008 obtuvo el primer lugar en el concurso internacional de pintura Edición Única del Gran Salón Libertadores Latinoamericanos y del Caribe.
La relación con la UNA nació hace muchos años y a partir de un motivo especial: su hija mayor estudió aquí, y actualmente hace la menor. En 1989 donó el primer mural, el que se encuentra en el vestíbulo de viejo edificio de Ciencias Sociales. Luego vinieron otras creaciones: uno en las desaparecidas aulas de la Escuela de Economía y después los de las escuelas de Química y de Biología.
“Ninguna de estas obras, si mal no recuerdo, sobrepasó los 50 mil colones” recordó Sagot, quien hoy ha trabaja en un nuevo mural en el vestíbulo de la Escuela de Química.
Su obra, la que ha estampado en la UNA, en la Universidad para la Paz, Coopenae, Colegio de Periodistas y CATIE, contiene un mismo hilo conductor: la exaltación a la biodiversidad latinoamericana, que sigue siendo para Sagot la mejor del mundo. “Es un homenaje a las regiones limpias y transparentes de nuestros bosques de altura; a los Crestones, que se destacan contra la luminosidad y el aire frío del horizonte; a nuestras aves sencillas y emblemáticas como el yigüirro y la viuda (tángara azuleja); a la semilla, que germina poderosa a través de la montaña; a las manos generosas que la siembran y protegen… Es un homenaje a nuestro continente, estremecido, sanguíneo y arterial”, explicó.
La obras de Sagot también se encuentran en los edificios del Colegio de Licenciados en Ciencias Económicas, en las universidades de Costa Rica y Estatal a Distancia, en la Asamblea Legislativa, y en el edificio Henry A. Wallace del CATIE, en Turrialba.