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Archivo de la noticia: Junio 2012


Entre el turismo y la conservación

 

Cientos de turistas visitan el parque nacional, atraídos por la belleza escénica y la interacción con la fauna silvestre, misma que puede ser perjudicial para los animales que habitan este sitio de conservación.


 

¿Quién no ha sido víctima de las “travesuras” de monos y mapaches cuando visita el Parque Nacional Manuel Antonio? Ser alimentados o sustraer comida de bolsas y maletines, son actividades comunes para estas especies, pero más allá del atractivo turístico, estas prácticas son la clara evidencia de la intromisión del ser humano en una zona de conservación.

Del 9 al 20 de abril, Stephany Arroyo, Laura Berrondo, Yaisoleth Canto, Viviana Gómez, Camilo Loaiza, Manuel Méndez, Dani Rivera, Annika Schloetelburg y Karime Unda, estudiantes de la Maestría en Conservación y Manejo de Vida Silvestre (ICOMVIS-UNA), realizaron un estudio para evaluar el alcance del conflicto entre el ser humano y la fauna silvestre en este parque nacional.

Los resultados se obtuvieron mediante encuestas y entrevistas a funcionarios del parque, tour operadores y la asociación de guías, además de la observación del estado de salud de los animales. Se incluyeron cuatro sectores donde se encuentran especies como el mono carablanca, mapache, perezoso, tucancillo, garrobo y el cocodrilo, entre otros.

En los sitios muestreados se presentaron un total de 525 interacciones, donde destacan las relacionadas con la alimentación, llamado, fotografía con flash y vocalización de depredadores. Entre las principales causas  para que se presenten estos conflictos, destacan la falta de conocimiento de los turistas sobre las normas del parque, control sobre los guías en relación a su conducta, subutilización de senderos, mala disposición de alimentos por parte de los turistas lo que facilita el hurto, ingreso de importantes volúmenes de alimentos por parte de los visitantes y tour operadores, y falta de control  en el tamaño y la distancia de los grupos guiados que ingresan.

“El mayor problema es que la actividad turística y recreativa se antepone al objetivo primario del parque, que por su categoría de manejo debería de priorizar la conservación de las especies. Hemos visto que el personal del parque realiza funciones que no les corresponden.”, comentó Dani Rivera.

A causa de estas interacciones, los animales podrían presentar cambios en la alimentación, su supervivencia, trastornos hormonales, habituarse a otro comportamiento y mostrar agresión; esto puede producir alteraciones en la riqueza, abundancia y densidad de las especies, dietas y patrones de reproducción, transmisión de enfermedades  y aumento del estrés en los individuos.

Los resultados de las observaciones determinaron que los monos carablanca, consumen distintos tipos alimentos como galletas saladas, mayonesa, frituras, jugos naturales y frutas, y su condición corporal es de buena a regular. Algunos de los mapaches,  a los cuales se les observó siendo alimentados por humanos, presentan desplazamientos erráticos, zonas alopécicas, pelo erizado y poco brillante.